Una infección dental puede ser muy dolorosa y potencialmente peligrosa si no se trata adecuadamente. Es importante buscar tratamiento de inmediato. Una forma común de tratar una infección dental es mediante el uso de antibióticos. Pero, ¿cuándo una infección dental es grave?
Los síntomas de una infección dental que no se trata pueden agravarse y extenderse a otras partes del organismo. A veces los síntomas de una infección dental no son tomados en serio por quien los sufre. Dejar un elemento dentario infectado sin tratar puede tener consecuencias graves, incluso potencialmente mortales. Los principales síntomas de una infección dental son los siguientes:
Dolor: sensación de latido en la pieza dentaria y dolor intenso, punzante y persistente que se irradia al cuello, oído y mandíbula. Empeora al recostarse.
Sensibilidad: Se sienten molestias a la masticación, al apretar las muelas y con alimentos fríos o calientes.
Lesión en la encía: hinchazón en la zona gingival cercana a la pieza dentaria. Tiene la apariencia de un grano del que drena pus. Al reventarse puede disminuir el dolor, pero no significa que se haya curado la infección.
Hinchazón en la zona: aumento de volumen en la cara o mejillas en cercanías a la pieza afectada.
Inflamación de ganglios linfáticos: los ganglios de la mandíbula y cuello se inflaman y presentan sensibilidad al tacto.
Fiebre.
Mal aliento y sabor desagradable en la boca.
Dificultad para tragar o respirar.
Si no se trata, la infección dental no desaparecerá. A veces los abscesos revientan y el dolor desaparece, pero las bacterias continúan en el interior de la pieza dentaria, por lo que el tratamiento sigue siendo necesario. Dejar un absceso dental sin tratar puede tener consecuencias graves, pues la infección puede extenderse a otras zonas, como la mandíbula, la cabeza y el cuello. Incluso las bacterias viajan por el torrente sanguíneo y provocan una sepsis (una infección que se extiende por todo el organismo y puede ser mortal).
En resumen, una infección dental puede considerarse grave si presenta dolor intenso y persistente, inflamación y hinchazón, presencia de pus o secreción, fiebre y escalofríos, o si no muestra mejoría con el tiempo. Es importante buscar atención médica de inmediato si se experimenta alguno de estos síntomas.