El vestido de la novia es una de las prendas más simbólicas y tradicionales de una boda. Sin embargo, el color blanco que hoy asociamos con la pureza y la inocencia no siempre fue el elegido para este tipo de ceremonias. ¿Cuál es el origen del vestido de novia blanco y cómo se convirtió en un clásico?
El vestido de novia blanco tiene su antecedente más remoto en la antigua China, donde las novias usaban este color para simbolizar la unión con el cielo y la tierra. En Occidente, en cambio, el blanco no era el color preferido para las bodas hasta el siglo XIX. Antes de eso, las novias solían vestir sus mejores trajes, sin importar el color, o elegían tonos oscuros que pudieran usar más de una vez.
El blanco era un color reservado para las mujeres de la nobleza o la realeza, que podían permitirse telas caras y difíciles de lavar. La primera en usar un vestido de novia blanco fue la princesa Philippa de Inglaterra, que se casó con el rey Eric de Escandinavia en 1406. Sin embargo, la que popularizó este color fue la reina Victoria, que se casó con el príncipe Alberto en 1840 con un vestido blanco de seda y encaje.
La boda de Victoria causó sensación y fue ampliamente difundida por los medios de comunicación de la época. Muchas mujeres imitaron su estilo y empezaron a elegir el blanco para sus bodas, asociándolo con el lujo, la elegancia y el romanticismo. El blanco también favorecía las fotografías en blanco y negro o sepia, que se hicieron más accesibles con el desarrollo de la industria textil y la imprenta.
A partir del siglo XX, el vestido de novia blanco se consolidó como un icono de la moda nupcial, gracias al influjo de las bodas de Hollywood, las celebridades y las casas de alta costura. El blanco se convirtió en el color por excelencia para las novias, aunque también se admitieron otros tonos como el marfil, el crema o el champán. El vestido de novia blanco pasó a ser una prenda única y especial, que se usaba solo una vez en la vida.
El vestido de novia blanco es un fenómeno social y cultural que refleja los gustos y las tendencias de cada época. Aunque hoy en día hay más variedad y libertad para elegir el color y el estilo del vestido, el blanco sigue siendo el favorito de muchas novias que quieren seguir la tradición o simplemente lucir radiantes en su gran día.