El llanto es una de las formas que tienen los bebés para comunicarse con sus padres y expresar sus necesidades y emociones. Sin embargo, a veces los padres se sorprenden al ver que su bebé llora sin lágrimas. ¿A qué se debe este fenómeno y cuándo deben preocuparse?
Los bebés lloran sin lágrimas por varias razones, pero la más común es que sus glándulas lagrimales y sus conductos lagrimales aún no están completamente desarrollados. Las glándulas lagrimales son las encargadas de producir las lágrimas, que son necesarias para lubricar y proteger los ojos. Los conductos lagrimales son los encargados de drenar las lágrimas hacia la nariz.
En los recién nacidos, las glándulas lagrimales producen una cantidad mínima de lágrimas, que apenas se notan al llorar. Además, los conductos lagrimales pueden estar cerrados o estrechos, lo que impide que las lágrimas fluyan hacia el exterior. Estas condiciones son normales y suelen corregirse por sí solas en los primeros meses de vida.
No obstante, hay otras causas que pueden hacer que un bebé llore sin lágrimas y que requieren atención médica. Una de ellas es la deshidratación, que puede ocurrir cuando el bebé está enfermo con vómitos y/o diarrea, o cuando no recibe suficiente líquido. La deshidratación hace que el cuerpo pierda agua y electrolitos, lo que afecta la producción de lágrimas y otros fluidos corporales. La deshidratación puede ser grave y provocar complicaciones como shock o daño renal.
Otra causa que puede hacer que un bebé llore sin lágrimas es la conjuntivitis, que es una infección o inflamación de la membrana que recubre el ojo y el párpado. La conjuntivitis puede ser causada por virus, bacterias, alergias o irritantes. La conjuntivitis puede provocar síntomas como enrojecimiento, picor, secreción, costras o hinchazón en los ojos. La conjuntivitis puede afectar la producción y el drenaje de las lágrimas, y puede contagiar a otros niños o adultos.
En conclusión, los bebés lloran sin lágrimas por una cuestión de maduración de sus glándulas y conductos lagrimales, que suele resolverse con el tiempo. Sin embargo, si el bebé tiene otros síntomas como fiebre, rechazo del alimento, letargo, ojos rojos o con secreción, se debe consultar al pediatra para descartar otras causas que puedan requerir tratamiento.