La apropiación ilícita es un delito que consiste en apoderarse de un bien mueble ajeno que se tiene en posesión legítima, con ánimo de lucro y sin el consentimiento del dueño. Es decir, se trata de quedarse con algo que no nos pertenece, pero que nos fue entregado o confiado por su propietario para un fin determinado.
El Código Penal peruano sanciona este delito con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cuatro años y con ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días-multa. La pena se agrava si el valor del bien apropiado excede de dos unidades impositivas tributarias o si el agente es funcionario o servidor público y se aprovecha de su cargo para cometer el delito.
La apropiación ilícita se diferencia de otros delitos contra el patrimonio, como el hurto o la estafa, por el modo de adquirir la posesión del bien. En el hurto, el agente se apodera del bien sin el consentimiento del dueño y mediante un acto material de desapoderamiento. En la estafa, el agente induce al dueño a entregarle el bien mediante engaño o abuso de confianza. En la apropiación ilícita, el agente recibe el bien con el consentimiento del dueño y con una obligación de devolverlo o usarlo para un fin específico.
La apropiación ilícita es un delito que atenta contra la propiedad y la confianza entre las personas. Por eso, es importante respetar los derechos de los demás y cumplir con los compromisos adquiridos cuando nos prestan o nos confían algo. Así podremos evitar incurrir en este delito y sus consecuencias legales.