Los árboles son seres vivos que pueden vivir muchos años, incluso siglos o milenios. Algunos ejemplos de árboles longevos son las secuoyas, los olivos o las encinas. Pero, ¿cómo se puede saber la edad de un árbol sin talarlo? Existen varios métodos para estimar o calcular la edad de un árbol, dependiendo de la especie y el estado del mismo.
El método más preciso para conocer la edad de un árbol es contar los anillos de crecimiento que se forman en el interior de su tronco. Los anillos representan los períodos de crecimiento del árbol, que varían según las condiciones climáticas y ambientales. Los anillos más claros se forman en primavera, cuando el crecimiento es más rápido, y los más oscuros se forman a finales del verano o principios del otoño, cuando el crecimiento es más lento. Además, los anillos más gruesos indican que el árbol ha tenido un buen suministro de agua y nutrientes, mientras que los más finos revelan épocas de sequía o estrés.
Para contar los anillos de un árbol vivo, se puede utilizar un taladro especial llamado taladro de Pressler, que extrae una muestra delgada y cilíndrica del tronco sin dañar al árbol. Esta muestra se llama tarugo de incremento y permite observar los anillos con una lupa o un microscopio. El número de anillos corresponde al número de años que tiene el árbol.
Otro método para estimar la edad de un árbol es medir la circunferencia de su tronco a una altura de 1,4 metros del suelo, que se conoce como altura del pecho. Esta medida se divide entre el factor de crecimiento promedio del árbol, que depende de la especie y las condiciones del lugar donde crece. El factor de crecimiento promedio se puede consultar en tablas o guías especializadas. El resultado es una aproximación de la edad del árbol en años.
Por ejemplo, si la circunferencia de un roble es de 300 centímetros y su factor de crecimiento promedio es de 1,5 centímetros por año, su edad estimada será de 300 entre 1,5, que da 200 años.
Un método alternativo para estimar la edad de un árbol es contar los verticilos o filas de ramas que tiene. Este método solo es válido para los árboles de hoja perenne, como los pinos o los abetos, que producen una nueva fila de ramas cada año. Para contar los verticilos, se puede empezar desde la copa del árbol y bajar hasta el tronco, o viceversa. El número de verticilos corresponde al número de años que tiene el árbol.
Por ejemplo, si un pino tiene 15 verticilos, su edad estimada será de 15 años.
Conocer la edad de un árbol puede ayudarnos a apreciar su valor ecológico e histórico, así como a protegerlo y conservarlo adecuadamente. Los árboles son seres vivos que nos brindan múltiples beneficios, como oxígeno, sombra, alimento y refugio para otras especies. Por eso, debemos respetarlos y cuidarlos como parte de nuestro patrimonio natural.