El nombre de la capital del Perú, Lima, es objeto de muchas teorías y conjeturas acerca de su origen. Sin embargo, según el lingüista y profesor Rodolfo Cerrón-Palomino, su origen proviene del quechua Limaq, que es una variante de la palabra quechua Rimaq, que significa «el que habla» o «aquel que tiene la capacidad de hablar».
Cerrón-Palomino explica que en la variedad quechua hablada en la costa centro-sur del Perú, el fonema /r/ se sustituía por /l/, lo que explicaría por qué la palabra Rimaq se pronunciaba como Limaq. Por lo tanto, el nombre de la ciudad sería una adaptación fonética del nombre original en quechua.
Existen otras teorías acerca del origen del nombre de Lima. Por ejemplo, el arqueólogo Pedro Villar Córdova sostiene que la palabra proviene del aimara y se refiere a una flor amarilla llamada Limaq – Limaq o Limaq – Huayta, que se utilizaba para acelerar el habla en los niños. Sin embargo, esta teoría carece de evidencias concretas.
Por su parte, Garcilaso de la Vega menciona en sus Comentarios Reales de los Incas que el topónimo Lima es una degeneración de la voz «Rimac», que significa «el que habla», en referencia a un oráculo muy venerado por los indígenas y que se ubicaba en el valle donde actualmente se encuentra la ciudad.
Guillermo Lohmann Villena también ofrece su propia teoría acerca del origen del nombre de Lima. Según él, la palabra proviene del idioma local preinca Ishma, que era el nombre del ídolo de Pachacámac.
Aunque la etimología del nombre de Lima sigue siendo un misterio, lo cierto es que su origen está relacionado con las lenguas indígenas que se hablaban en el territorio peruano antes de la llegada de los españoles. De esta forma, el nombre de la capital del Perú es un reflejo de la rica diversidad cultural y lingüística de este país sudamericano.