Según el lingüista Rodolfo Cerrón-Palomino, el nombre de la capital del Perú proviene de la palabra quechua “limaq”, que era la palabra que pronunciaban los quechuas de la costa cuando se referían al valle ubicado en el actual territorio del centro de Lima.
Según señala el Inca Garcilaso de Vega en los Comentarios Reales de los Incas, los quechuas costeños llamaban “limaq” (el que habla) al valle porque existía un oráculo o ídolo que “hablaba” a los peregrinos en una huaca, sobre la cual se construyó la iglesia de Santa Ana (Barrios Altos), ubicada muy cerca de la plaza Italia.
Con el tiempo, la palabra quechua “limaq” se castellanizó y se pasó a nombrar “Lima” a la capital.