Las ballenas son mamíferos acuáticos que pasan toda su vida en el agua, pero que necesitan salir a la superficie para respirar. Esto les plantea un gran desafío a la hora de dormir, ya que deben evitar ahogarse y estar alertas ante posibles amenazas. ¿Cómo lo hacen? La respuesta es que las ballenas duermen con la mitad de su cerebro.
Las ballenas, al igual que otros cetáceos como los delfines o las orcas, tienen un tipo de sueño muy especial llamado sueño unihemisférico de ondas lentas. Esto significa que solo una parte de su cerebro entra en un estado de reposo, mientras que la otra permanece activa y consciente. Así, las ballenas pueden controlar su respiración, mantener el equilibrio y detectar el entorno con un ojo abierto.
Este tipo de sueño les permite adaptarse a las condiciones extremas del medio acuático, donde no pueden permitirse tener un sueño profundo y continuo como los mamíferos terrestres. Además, les ayuda a conservar el calor corporal y a ahorrar energía. Las ballenas suelen dormir en posición vertical u horizontal, flotando cerca de la superficie o nadando lentamente junto a otros individuos.
El sueño unihemisférico de ondas lentas se alterna entre ambos hemisferios cerebrales, de modo que las ballenas pueden descansar ambos lados del cerebro durante el día. Se estima que las ballenas duermen entre 5 y 8 horas al día, aunque el tiempo puede variar según la especie, la edad y el entorno. Algunas especies, como las ballenas azules o las jorobadas, pueden dormir más en las zonas polares que en las tropicales.
Las ballenas son animales fascinantes que nos sorprenden con sus adaptaciones al medio marino. Su forma de dormir es una muestra más de su inteligencia y su capacidad de supervivencia. Sin embargo, las ballenas también son vulnerables a las amenazas humanas, como la caza, la contaminación o el ruido submarino. Por eso, es importante protegerlas y respetarlas como parte de nuestro planeta.