Las cucarachas son insectos que causan repulsión y asco a muchas personas. Sin embargo, también son animales muy interesantes desde el punto de vista biológico. Una de sus características más sorprendentes es que pueden sobrevivir sin cabeza durante varias semanas. ¿Cómo lo hacen? ¿Qué les permite resistir sin este órgano vital? En este artículo te lo explicamos.
Las cucarachas son insectos del orden Blattodea, que comprende unas 4.600 especies distribuidas por todo el mundo. Algunas de ellas se han adaptado a los ambientes urbanos y se alimentan de restos orgánicos, como la comida basura o la madera podrida.
Estos insectos tienen un cuerpo ovalado y aplanado, con largas antenas y patas. La mayoría de los machos tienen dos pares de alas, mientras que las hembras suelen carecer de ellas o tenerlas reducidas. Las cucarachas son omnívoras y pueden comer casi cualquier cosa, desde frutas hasta papel o cuero.
Las cucarachas son famosas por su capacidad de adaptación y supervivencia. Pueden resistir altas dosis de radiación, temperaturas extremas, falta de oxígeno y hasta la ausencia de su cabeza.
¿Por qué las cucarachas pueden vivir sin cabeza? La respuesta está en la distribución de sus sistemas vitales, que no dependen tanto de la cabeza como en otros animales.
El sistema nervioso de las cucarachas está formado por un cerebro y una cadena de ganglios que recorren cada segmento del cuerpo. El cerebro controla algunas funciones, como el olfato o el gusto, pero los ganglios pueden asumir el control del movimiento y el comportamiento en caso de perder la cabeza.
El sistema circulatorio de las cucarachas es abierto, es decir, que la sangre no circula por vasos cerrados sino que baña los órganos directamente. La sangre se llama hemolinfa y no transporta oxígeno, sino que solo sirve para distribuir nutrientes y hormonas. Por eso, las cucarachas no tienen un corazón propiamente dicho, sino una serie de atrios que bombean la hemolinfa por el cuerpo.
El sistema respiratorio de las cucarachas es independiente del circulatorio. Las cucarachas respiran por unos orificios llamados espiráculos que se abren en el exterior y se conectan con una red de tubos llamados tráqueas. Estos tubos llevan el aire directamente a las células, sin pasar por la sangre. Los espiráculos se encuentran repartidos por todo el cuerpo, no solo en la cabeza.
Estos tres sistemas permiten que las cucarachas puedan vivir sin cabeza durante varias semanas. Sin embargo, esto no significa que sean inmortales. Al perder la cabeza, las cucarachas también pierden la capacidad de alimentarse y beber agua. Por eso, acaban muriendo por inanición o deshidratación.
Además, al tener una herida abierta en el cuello, las cucarachas son más vulnerables a las infecciones o a los depredadores. Por eso, este fenómeno no les supone ninguna ventaja evolutiva, sino más bien un mecanismo de supervivencia temporal.