Las lagartijas son unos reptiles pequeños y ágiles que habitan en casi todos los continentes y ecosistemas. Se caracterizan por tener una cola larga y delgada que puede superar la longitud de su cuerpo. Esta cola tiene una función muy importante para las lagartijas, pero también una peculiaridad muy curiosa: se puede desprender y regenerar.
La cola de las lagartijas les sirve para mantener el equilibrio, regular la temperatura corporal y almacenar grasas y nutrientes. Pero también les sirve para escapar de sus depredadores, como aves, mamíferos o serpientes. Cuando una lagartija se siente amenazada, puede soltar su cola voluntariamente mediante un mecanismo llamado autotomía.
La autotomía es la capacidad de algunos animales de desprenderse de una parte de su cuerpo para evitar un daño mayor. En el caso de las lagartijas, la autotomía se produce a nivel de la columna vertebral, donde hay unos puntos de ruptura o fractura predeterminados. Estos puntos están formados por unas vértebras especiales que tienen una zona débil o de quiebre en el centro.
Cuando la lagartija decide soltar su cola, contrae los músculos que rodean la vértebra de quiebre y rompe el tejido conectivo que la une al resto del cuerpo. La cola se separa sin sangrar ni causar dolor a la lagartija, ya que los vasos sanguíneos y los nervios se cierran rápidamente. La cola cae al suelo y sigue moviéndose durante unos minutos gracias a un reflejo nervioso.
Este movimiento tiene como objetivo distraer al depredador y darle tiempo a la lagartija para huir y esconderse. El depredador puede quedarse con la cola como trofeo o como alimento, pero no podrá atrapar a la lagartija. La lagartija perderá parte de su reserva energética y tendrá que adaptarse a vivir sin su cola hasta que le crezca una nueva.
La regeneración de la cola es otro mecanismo sorprendente que tienen las lagartijas. Consiste en la formación de un tejido especial llamado blastema, que contiene células madre capaces de diferenciarse en los distintos tipos celulares que forman la cola. El blastema se origina en el extremo del muñón donde se produjo la autotomía y va creciendo hasta formar una nueva cola.
La nueva cola suele ser más corta, más gruesa y de un color diferente que la original. Además, no tiene vértebras sino un cartílago continuo que le da menos flexibilidad y movilidad. La nueva cola puede volver a desprenderse si la lagartija se ve amenazada de nuevo, pero el proceso de regeneración será más lento y menos eficaz.
Así pues, las lagartijas se desprenden de su cola como una estrategia de supervivencia ante el peligro. Esta capacidad les permite escapar de sus enemigos y adaptarse a su entorno, pero también tiene un costo energético y funcional. Las lagartijas son unos animales fascinantes que nos muestran la complejidad y la diversidad de la naturaleza.